El dolor patelofemoral es una de las causas más frecuentes de molestia en la parte delantera de la rodilla. Puede afectar a personas activas y sedentarias, limitando su movilidad y calidad de vida. En este artículo, exploraremos qué lo causa, quiénes son más propensos a padecerlo y qué opciones de tratamiento existen.
¿Qué es el dolor patelofemoral?
La articulación patelofemoral es la que se forma entre la rótula (patela) y el fémur. Para que funcione bien, la rótula debe estar correctamente alineada en la tróclea femoral y deslizarse sin fricción excesiva.
Cuando hay un desequilibrio en la forma en que la rótula se mueve o recibe demasiada carga, aparece el dolor patelofemoral, una molestia en la parte anterior de la rodilla que se intensifica al subir o bajar escaleras, correr o permanecer mucho tiempo sentado.
¿Cuándo la rótula recibe más presión?
Las presiones sobre la rótula varían según la actividad que realizamos:
- Caminar: 0.9 veces el peso corporal.
- Subir escaleras: 3.2 veces el peso corporal.
- Bajar escaleras: 2.8 veces el peso corporal.
- Correr: 5.2 veces el peso corporal.
- Sentarse y levantarse de una silla: 1.75 veces el peso corporal.
- Ponerse en cuclillas: 3.29 veces el peso corporal.
Cuanto más flexionamos la rodilla, mayor es la presión que recibe la rótula, lo que explica por qué ciertos movimientos pueden agravar el dolor.
¿Quiénes son más propensos al dolor patelofemoral?
El dolor patelofemoral afecta hasta a un 25% de la población, especialmente a:
- Adolescentes y adultos jóvenes activos.
- Mujeres (tienen el doble de riesgo que los hombres).
- Personas con sobrepeso u obesidad.
- Personas que pasan mucho tiempo sentadas con las rodillas dobladas.
- Deportistas (corredores, ciclistas, atletas que realizan ejercicios de impacto).
- Mayores de 45 años con signos de desgaste articular.
Factores que influyen en el dolor patelofemoral
- Factores biomecánicos:
- Debilidad muscular en el cuádriceps y los músculos de la cadera.
- Desalineación de la rodilla, como mayor abducción o caída de la pelvis contralateral.
- Mala técnica de movimiento, que aumenta el estrés en la articulación.
- Factores psicológicos:
- Miedo al movimiento (kinesiofobia): Las personas con este miedo tienden a moverse menos, lo que debilita aún más sus músculos y empeora la condición.
- Estrés y ansiedad: Aumentan la percepción del dolor y afectan la recuperación.
¿Cómo tratar el dolor patelofemoral?
El tratamiento inicial debe ser conservador (sin cirugía) y, en la mayoría de los casos, es suficiente para mejorar. Si eventualmente se requiere cirugía, la rehabilitación previa mejora los resultados.
- Ejercicios de fortalecimiento:
- Fortalecer la cadera y la rodilla: Mejorar la fuerza del cuádriceps y los músculos estabilizadores de la cadera ayuda a reducir la presión sobre la rótula.
- Corrección postural y técnica de movimiento: Mejorar la biomecánica al caminar, correr y hacer ejercicio evita sobrecargas innecesarias.
- Entrenamiento del core: Un tronco fuerte reduce el estrés en la rodilla.
- Ejercicios adaptados para personas con sobrepeso:
- Fortalecimiento isocinético: Mejora la movilidad, la fuerza y la tolerancia al dolor en mujeres con sobrepeso y obesidad.
- Intervenciones psicológicas:
- Educación sobre el dolor: Entender que el dolor no siempre significa daño ayuda a moverse con más confianza.
- Ejercicios de exposición gradual y yoga: Ayudan a recuperar la movilidad sin temor.
¿Qué ejercicios debemos evitar?
- Sentadillas profundas (flexión mayor a 45°).
- Extensiones de rodilla con resistencia constante (especialmente entre 0 y 30°).
- Movimientos donde la rodilla sobrepasa los dedos del pie (por mala técnica).
Es clave adaptar cada ejercicio para evitar agravar los síntomas.
Conclusión: Claves para manejar el dolor patelofemoral
- El movimiento es tu mejor aliado: Mantente activo con ejercicios adecuados.
- Evita el miedo al movimiento: El dolor no siempre indica daño; moverse correctamente ayuda a reducirlo.
- Fortalece cadera y core: No solo se trata de la rodilla, sino de mejorar el soporte global del cuerpo.
- Corrige tu técnica: Pequeñas mejoras en la postura pueden hacer una gran diferencia.
- La constancia es clave: La recuperación toma tiempo, pero con disciplina y un tratamiento adecuado, el dolor puede controlarse y mejorar.